Flint, una ciudad de Michigan, Estados Unidos, fue la protagonista del primer esfuerzo documental de Michael Moore (Roger and Me, 1989), que versaba sobre la decadencia cruel y desalentadora de su ciudad natal, otrora capital manufacturadora de la General Motors, y desde entonces sumida en el desempleo y el abandono debido a la migración de los puestos de trabajo a zonas que ofrecían mano de obra más barata (primero México, ahora la India).
El panorama que ofrecía el documental era devastador: ejecuciones hipotecarias, desahucios de inquilinos, criminalidad en ascenso en lo que antes era uno de los rostros más relucientes del American Way.
¿Qué fue de Flint? Un artículo del New York Timesofrece la nueva alternativa para salVar una ciudad que pasó en unos pocos años de 200.000 a poco más de 100.000 habitantes, y tras los intenNtos infructuosos de reconvertir el motor económico (intentando con el turismo y la especulación inmobiliaria –¿Os suena de algo, verdad?).
Cómo salvar a Flint: encogiéndola a su mínima expresión. Se ha comenzado el despido de los servidores públicos (policía y bomberos a la cabeza), y cada vez que una propiedad pasa de los manos de los acreedores al estado, en lugar de subastarse, se congela. Y el bosque reclama poco a poco los espacios. El municipio alega que con esta medida ahorra 100.000 dólares anuales en limpieza.
Desde luego, las medidas han favorecido el impulso de una empresas: las demoliciones. Los otrora 75 barrios pujantes y aglomerados de Flint se han reducido a unas cuantas calles. La siguiente etapa del proceso es ofrecer a los vecinos supervivientes de éxodo casas en esa zona.
Fuente | NYT