La última película de M. Night Shymalan, El Incidente, tiene como telón de fondo la rebelión de las plantas contra la acción del hombre y la mujer (cuota de igualdad aquí también) apoyándose en el axioma de que hay hechos naturales cuya explicación nunca llegaremos a conocer. Posiblemente ocurra lo mismo con algunos acontecimientos y comportamientos muy humanos.
Millones de discos vendidos en apenas una semana, las entradas para los conciertos agotadas en dos horas, seguimiento informativo sin precedentes. ¿Sprinsteen, U2, Oasis?. No. AC/Dc o Metallica protagonizan estas cifras cuando muchos pensaban que la versión más dura del rock, el heavy metal, estaba en coma y deshauciado. Renace este género musical sin que nunca se haya ido como bien pueden dar fe los miles de fieles seguidores que siempre han tenido y que abarcan varias generaciones como mejor prueba de ser la antítesis de otros movimientos musicales.
Lo cierto es que en época de crisis, de inestabilidad y cambio la gente está buscando propuestas evasoras de una realidad frustante y el refugio elegido no es nada nuevo, innovador o tecnochic sino que prefiere a estos viejos puretas que aporrean con mimo las guitarras para crear potentes melodías. Ni más ni menos.
Dice Bruce Dickinson, cantante de los no menos míticos Iron Maiden, que el heavy ofrece pureza porque se aleja del éxito fácil del pop. Puede ser pero no deja de ser una alegoría de nuestro tiempo perfectamente explicable.