La apertura cubana va en serio, y como muestra un botón: la flexibilidad laboral en todo su esplendor, sólo que bajo el nombre (más revolucionario) de reordenamiento. Tras los anuncios de que el presidente cubano, Raúl Castro, apoyaba la iniciativa privada, cerca de 500 mil trabajadores cubanos de los Ministerios del Azúcar, Agricultura, Construcción, Salud Pública y Turismo se van a la calle. Eso sí: sin «violaciones, paternalismo, favoritismo y cualquier otra tendencia negativa».
La cifra equivale a la cuarta parte de los parados españoles. Sólo 200 mil de ello tienen un lugar en las cooperativas existentes en la isla. La medida, según Castro, es “impulsar la economía doméstica”, y sólo es el principio de un proceso que no verá su fin hasta marzo.
Los trabajadores despedidos que no serán tomados por las cooperativas recibirán ofertas de trabajo, que pueden rechazar si deciden formar parte del nuevo sistema de autónomos, hacia una economía “más abierta”.
Las finanzas cubanas están en uno de sus momentos más crudos, tras el paso de huracanes devastadores y la disminución, debido a la Crisis, del turismo. El reordenamiento laboral es parte de una serie de medidas que incluyen el recorte de importaciones, el congelamiento de cuentas bancarias locales de empresas extranjeras y la suspensión de pagos.
La pregunta ahora es cómo reaccionarán los anticastristas, una vez que el gobierno cubano ha demostrado ser más neoliberal que el Imperio…
Fuente | Milenio