Un conocido lema de fuerzas especiales reza que «lo difícil lleva un tiempo mientras que lo imposible sólo un poco más», eslogan este que parece irle de perlas a Dídac Lee, un ingeniero informático que lleva dando guerra en el sector empresarial desde hace más de un década.
Repasando sus actividades habituales –presidente de cuatro empresas, profesor invitado, conferenciante y columnista– va a resultar cierto que detesta aburrirse o quizá simplemente no puede ni quiere hacerlo. Desde 2005 ha visto reconocido su trabajo con diversos premios ya sea procedentes de Cambrigde o del Alto Ampurdán. Queríamos contar con sus opiniones y muy amablemente nos ha concedido esta entrevista.
Usted es joven en edad biológica pero ya es un veterano emprendedor, ¿habría empezado de otra manera visto desde hoy?
La verdad es que cuando miro al pasado, aún sigo sin entender cómo fui capaz de tirarme a la piscina tan joven, tan inexperto y con tan pocos recursos. Supongo que por el hecho de ser un ignorante de tantas cosas, ignoré la posibilidad de fracaso o no tuve consciencia de lo que supone crear una empresa. Por lo que creo que empecé de la mejor manera que hubiera podido empezar: tirarme a la piscina, confiando que habría agua y a buena temperatura.
¿Se reconoce a un emprendedor a primera vista, sobre todo si es tecnológico? ¿Es sencillo descubrir el talento o se necesitan muchos filtros?
Para mí sí. Aunque existen muchos estilos de emprendedor, creo que soy capaz de identificar fácilmente a la gente de «mi especie». A los emprendedores se nos iluminan los ojos cuando hablamos de nuestros proyectos al igual que a un padre se le iluminan cuando habla de sus hijos.
En época de dificultades, ¿hay más emprendedores o existe un retraimiento por aquello de buscar la seguridad?
Pues la verdad es que no tengo ni idea. Siempre he pensado que hay pocos emprendedores sea la época que sea: en épocas de vacas gordas hay la «zona de confort», en épocas de vacas flacas hay dificultades para conseguir financiamiento. Es por eso que creo que siempre es una buena época para emprender y los emprendedores somos optimistas por naturaleza. De hecho, grandes imperios se han creado en épocas de necesidad o crisis.
Sabemos que valora positivamente la cultura del error, pero ¿el fallo nos enseña como tal o porque deriva de la tentación del riesgo?
Yo creo que el fallo en sí no nos enseña mucho, lo que realmente nos alecciona es la reflexión sobre el error. Y esto NO es tarea fácil, porque todos tenemos nuestro amor propio y, cuando se trata de nuestro proyecto, solemos estar en un estado de «enamoramiento» y nos duele que nos critiquen. ¿A quién le gusta que le digan que su hijo es feo?
¿Invertiría en un proyecto que tiene altas probabilidades de fracasar pero que supone un reto de envergadura?
¡Creo que es lo que he estado haciendo siempre! Si no, me hubiera dedicado a otro sector. Me apasionan los deportes de riesgo, como las start ups tecnológicas 🙂
Gustándole el fútbol será de los que han meditado sobre las causas del triunfo de la Selección española, ¿alguna conclusión extrapolable al mundo empresarial?
Jean Cocteau decía: «Lo consiguieron porque no sabían que era imposible». Me imagino que los jugadores de la selección española por una vez en su vida se motivaron para conseguir un buen resultado y se quitaron de encima los complejos de inferioridad. De hecho, fíjate en el Barça: tenemos el mismo equipo titular que el año pasado, con algún jugador más, pero los resultados son muy diferentes. ¿La diferencia? La motivación.
¿Cómo cree usted que saldrá España de la crisis, mediante el talento, el esfuerzo o la picaresca?
¡Ojalá lo supiera! Yo creo que mediante la innovación de nuevos productos y saliendo a buscar nuevos mercados, y, por supuesto, mediante la creación de nuevas empresas.
El FCBarcelona parece haberse equivocado mucho últimamente, ¿sacarán buenas conclusiones?
Eso parece, ¿no? 🙂