Cuando uno se dispone a encarar una entrevista de trabajo, seguramente irá pensando en todas y cada una de las cosas que le han recomendado que haga, ya que aquellas serán las que le den la ventaja sobre otro posible candidato. Ahora bien, aunque eso es cierto, estarías dejando de lado los elementos que te pueden hacer perder definitivamente ese empleo, y que se concentran en las cosas que no debes hacer ni decir frente a tu posible jefe.
Lo primero que debemos evitar, como siempre decimos, es hablar mal de tu jefe anterior, ya que la psicología nos enseña muy bien que proyectivamente, en unos años, podrías estar hablando mal de quien tienes enfrente en ese momento, y esa persona querrá que eso no suceda. El modo más sencillo de hacerlo es, desde luego, no contratarte. Lo mismo aplica para la empresa anterior en estos casos.
Aunque los estés llevando a cabo, intenta no mencionar en ningún momento tratamientos psicológicos o psiquiátricos, a menos que tengan algo que ver con tu trabajo, de lo contrario corresponden a tu vida privada. Querer saber cuánto van a pagarte en medio de la entrevista no es demasiado aceptado en estos casos, como así tampoco realizar comentarios sobre el aspecto o la vida personal de quien te entrevista.
Incluso, aunque el entrevistador sea amable, puede tratarse de un truco, así que conviene que no pongas más énfasis en actividades extra laborales que en el trabajo propiamente dicho para el que se te busca. Y si te hacen alguna pregunta acerca del empleo, conviene que no busques los aspectos personales para responder, sino los más generales.
Algunos otros consejos en este sentido tiene que ver con que siempre es mejor ser concreto y directo en las respuestas, aunque sin llegar a ser cortante ni irrespetuoso. De la misma forma, si te hacen preguntas comunes, responde de forma común, no seas exagerado, ya que eso no suele gustarles a los entrevistadores, y tampoco insistas en las condiciones que pides para aceptar el empleo, sino que habla mejor de lo que tú puedes ofrecer.