Por segunda noche consecutiva en las principales ciudades del país convocados vía incendiarios SMS (“El país está en llamas. A este Gobierno lo vamos a tirar”), correos electrónicos (a las diez de la noche, hora local, se ha convocado a un apagón) y el boca a boca, miles de ciudadanos participan en plazas y calles de la ya tradicional forma de protesta nacional: el cacerolazo.
El plan económico de la Presidenta Cristina Fernández de imponer retenciones de un 45% a los beneficios por la venta local de productos agropecuarios ha despertado la ira de uno de los sectores más beneficiados por el tenue repunte de la economía argentina. Productores agrícolas y ganaderos se han lanzado a un paro desde hace dos semanas que incluye el bloqueo de autopistas, la revisión de ambulancias (por si llevan carne oculta), la obstrucción de rutas con carne y enfrentamientos con el sindicato más cercano al gobierno de centro izquierda: los camioneros.
El desabastecimiento de supermercados y la inflación de los precios de los alimentos (la papa ha incrementado en una horas su costo en un 200%) son las primeras consecuencias de la dura postura oficial y el encono de los productores. En su primera aparición tras sus vacaciones por Semana Santa, la mandataria realizo un discurso calificado por los medios como “duro” y “poco afortunado” donde simplifica el conflicto entre el Gobierno y la clase más pujante que no quiere una repartición más justa de la riqueza.
Indiscutiblemente, el conflicto ameneza a pequeños y medianos productores que pueden ver su rentabilidad amenazada por una medida que busca, según el Ministerio de Economía argentino, equilibrar la balanza ante la inminencia de las consecuencias de la crisis estadounidense. Sin embargo, lo cierto es que “pija” es la palabra que le viene a uno a la cabeza cuando ve fotos de chicas que hacen sonar sus flamantes cacerolas con plátanos de plástico (¡) mientras miran los últimos modelos en los escaparates de Buenos Aires.
El cacerolazo es una práctica de presión social que, según muchos analistas, significó la caída del gobierno de Antonio de la Rúa (suegro de Shakira) en el 2001.
Para aquellos inmigrantes argentinos que deseen unirse a las protestas, ya pueden hacerlo de manera virtual.
(La foto es de Maccur.)