El ser humano es muy complejo y es que, a veces, la persona se ve inmersa en dualidades y en contradicciones que le hacen sentir un alto grado de inseguridad y también, un nivel de desgaste interior importante. El ego es una de las principales fronteras a nivel laboral. Y es que, a veces, impide conectar a dos personas entre sí.
Dentro del mercado de trabajo, la lucha de vanidades puede ser más que evidente. Esta lucha se vive en forma de celos, envidia y soberbia. Muchas personas en vez de intentar superarse desde sí mismas, es decir, sin compararse con nadie más, lo que hacen es vivir siempre atentas y alerta ante los peligros externos.
Como trabajador, aprenderás a ser más feliz en la medida en que aprendas a alegrarte de tus éxitos y de tus logros pero también, en la medida en que te animes a compartir los triunfos de los demás. Cuando un compañero tenga un aumento de sueldo, felicítale por ello. Lo mismo en caso de que tenga un asecenso.
El ego es el gran fantasma interior que aflora con fuerza en aquellos que viven alejados de la humildad. Sin embargo, este fantasma lejos de potenciar tu felicidad interior lo que hace es restar toda tu energía vital para alejarte de tu objetivo y de tu meta: ser un buen trabajador y aportar tus propias ideas a la empresa.
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