El falso debate del precio justo

cebollas

El campo está muy mal, hay que reconocerlo, lo que se traduce en protestas y manifestaciones. Normal cuando un sector pasa por enormes dificultades. El pasado fin de semana se ha puesto de manifiesto que los agricultores y ganaderos las están pasando tiesas e incluso reconocen que venden por debajo de coste. Ante ello sus peticiones son entendibles personalmente pero no economicamente ya que exigen, entre otras cosas, un precio justo intervenido. Algo imposible en suma salvo que se tire abajo el modelo económico vigente, es decir, el capitalismo.

Por un lado, intentar influir sobre algo cuyo control es imposible no deja de ser una utopía: los precios, quieras que no y con sus fallos, se forman en el mercado, pedirle al gobierno que los intervenga supone estatalizar la producción (cosa que creo no quieren los productores) o volver a las estructuras de hace 40 años con compras a precios fijados. Lo dicho, imposible.

Se busca un «precio justo» como si el agricultor de Murcia fuera un productor de Malawi e hiciera falta una campaña a favor del comercio justo en Europa. Pero la realidad es otra, el precio justo no existe sino que para eso está el precio de mercado. En mi opinión deberían exigir un mejor funcionamiento de los mercados con verdadera competencia que elimine los oligopolios de la distribución que mirar al cielo de la regulación estatal.

Asimismo, se comete el error de fundamentar la reivindicaciones en los precios finales que paga el consumidor y es que éste sólo piensa en que le cuesta mucho y que encima es de baja de calidad pero no le importa de dónde venga el producto. Es así salvo raras excepciones y además la solución está en manos de los propios agricultores: asociación y creación de redes propias de distribución o vender sin intermediación productos de calidad.

Pero quizá para hacer eso hace falta olvidarse de ser un sector subsidiado y pensar como industria formada por empresarios. Difícil lo tienen aún así.

Foto | ilovebutter

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