El pánico regresa a Wall Street: el VIX se dispara y revive el temor a una nueva guerra comercial

El temor a una nueva guerra de aranceles entre Estados Unidos y la Unión Europea ha encendido todas las alarmas en los mercados financieros. El índice S&P 500 ha corregido un 21 % desde máximos y acumula un desplome del 16 % en tan solo nueve sesiones. Pero más allá de los números, lo que ha captado la atención de inversores y analistas es la escalada del índice VIX, que ha superado los 60 puntos, señal clara de pánico bursátil.

Conocido como el “índice del miedo”, el VIX mide la volatilidad implícita del S&P 500 en un horizonte de 30 días. Habitualmente se mueve entre los 15 y 20 puntos en periodos estables, pero cuando se dispara por encima de los 40, se considera que los mercados han entrado en una fase crítica. Con el nivel actual, los inversores están anticipando movimientos diarios de ±3,5 % en el principal índice estadounidense, lo que refleja una incertidumbre extrema.

Aranceles que reviven los fantasmas de 2018

El detonante de esta nueva ola de volatilidad ha sido el anuncio de aranceles del 20 % por parte de EE. UU. a productos europeos clave, en una medida que recuerda a las políticas proteccionistas de la era Trump. La Comisión Europea ya ha respondido con una propuesta de tarifas del 10 % y 25 % sobre productos estadounidenses, entre los que se encuentran bienes de consumo, tabaco, cristal de seguridad, aves de corral o motocicletas. Por ahora, los servicios digitales han quedado fuera de las medidas, aunque Francia ha confirmado que la UE se plantea gravar también a las grandes tecnológicas estadounidenses, lo que ha intensificado la presión sobre los gigantes del sector.

La situación evoca episodios anteriores de pánico bursátil. En la crisis financiera de 2008, el VIX alcanzó los 89,53 puntos, mientras que en marzo de 2020, con la irrupción del COVID-19, tocó los 82,69 puntos. En ambos casos, el repunte de la volatilidad marcó el inicio de una fase de fuerte corrección, pero también, en retrospectiva, momentos clave para la reconfiguración de carteras e inversión a largo plazo.

El papel del bono y los beneficios empresariales

Las rentabilidades implícitas (la inversa del PER forward) han repuntado hasta el 5,4 %, mientras que el bono estadounidense a 10 años se sitúa ya por encima del 4,2 %, alejándose del 3,86 % del pasado viernes. Esta combinación, aunque mejora las primas de riesgo, no devuelve aún a la renta variable a los niveles históricamente atractivos que se vieron, por ejemplo, durante los mínimos de marzo de 2020.

El problema añadido es que el mercado también empieza a poner en duda el crecimiento futuro de los beneficios empresariales. Las compañías están expuestas al deterioro del comercio global, a la subida de costes operativos por nuevas tarifas y a un clima de inversión más restrictivo. La próxima temporada de resultados será crucial para evaluar hasta qué punto el impacto macroeconómico se traslada a las cuentas.

Mercados más frágiles, inversores más nerviosos

En este contexto, los gestores advierten que los mercados aguantan peor el miedo que la complacencia. Las caídas recientes se han producido en jornadas de alta negociación, con fuertes salidas de capital y repunte del volumen, lo que evidencia que no solo hay ventas técnicas, sino también retirada de posiciones institucionales. La liquidez ha comenzado a deteriorarse en ciertos tramos del mercado y los spreads entre precios de compra y venta se han ampliado significativamente.

Los flujos se han dirigido de forma masiva hacia activos refugio como el bono estadounidense, el oro o el franco suizo, y se han disparado las primas por cobertura en derivados. Para muchos inversores, se impone una estrategia más defensiva, centrada en liquidez, sectores menos volátiles (como consumo básico o utilities) y una menor exposición a activos cíclicos.

¿Qué puede venir después?

Históricamente, niveles extremos del VIX no se sostienen durante mucho tiempo. Tras alcanzar picos tan altos como el actual, el índice suele ir moderándose progresivamente, aunque la duración del proceso depende de la gravedad de las causas subyacentes. El mercado actual está en plena fase de recalibración: los operadores intentan valorar hasta qué punto los nuevos aranceles afectarán a la actividad económica global y si las tecnológicas, el principal motor del mercado en los últimos años, pueden convertirse ahora en víctimas colaterales de la guerra comercial.

Conclusión

El disparo del VIX por encima de los 60 puntos pone en evidencia el estado de pánico que domina hoy Wall Street. La combinación de tensiones comerciales, incertidumbre sobre tipos de interés y dudas sobre el crecimiento empresarial ha sacudido los cimientos de un mercado que parecía acostumbrado a subir sin descanso. Sin embargo, la historia demuestra que estas fases de fuerte volatilidad también abren oportunidades para el inversor que mantiene la cabeza fría y sabe esperar.

Como siempre en los mercados financieros, el miedo puede ser un mal consejero… o una invitación a mirar más allá del ruido.

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