El plan económico de rescate, ¿más de lo mismo?

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Rodríguez Zapatero ha expuesto en el Debate sobre el Estado de la Nación un nuevo paquete de medidas para sanear una economía sumida en «la peor tormenta financiera de los últimos 50 años». Sin embargo, lejos de la confianza, las medidas nos mueven a quedarnos entre un «más de lo mismo» y un «podría ser peor».

Para empezar, la medida estrella del paquete, la ayuda de 2.000 euros para la compra de un automóvil nuevo, a pagar entre la industria automótriz y el gobierno, se ha reducido a sólo 500 euros a aportar por el Gobierno, y 1.5000 que quedan en suspenso en tanto las autonomías y otros sectores se suman…

Después está la que, sin duda, fue la medida más aplaudida: «las aulas dispondrán de pizarras digitales, conexión inalámbrica a Internet y cada alumno tendrá su propio ordenador personal portátil, con el que podrá continuar trabajando, haciendo sus deberes, en casa». Un plan que se pondrá en marcha el próximo ciclo lectivo, y que desde diversos colectivos ha sido visto como una alabanza a la herramienta mientras se desprecian los contenidos: se dota a los chicos de ordenadores, pero las políticas culturales se ensañan con la usuarios, y se legisla en pro de controles policiales.

La tercera, y más discutida, estrella es la la reducción de las desgravaciones fiscales a la compra de vivienda a partir de 2011. Un intento para ocupar los 800.000 pisos paralizados. Fruto (o razón) de la crisis inmobiliaria que detonó la debacle económica.

El gran ausente en estas medidas es el paro. Junto con ciertas prebendas fiscales para las PYMES, el espaldarazo automótriz y el inmobiliario han sido vendidas por Zapatero y su gabinete económica como baluartes en la lucha del desempleo, pero así, a primera vista, dejan mucho que desear.

¿No habría sido mejor alguna medida, por placebo que fuese, para las familias a las que se les agota la prestación de desempleo?

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