En el último momento, como todo

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Si tienes el corazón débil o con alguna patología mejor no ser español. La afición patria a hacer casi todo en el último momento puede pasar factura. Pero, aún así, el país funciona para asombro de propios y extraños. El pasado día 1 de julio empezó la campaña de declaración del Impuesto de Sociedades y para evitar que alguien se lanzara desesperadamente a hacer su declaración de impuestos antes de tiempo, nuestras autoridades y la empresa subcontratada decidieron que era mejor que el programa de ayuda estuviera disponible el 30 de junio.

Poco importa que apenas haya 25 días para rellenar correctamente un modelo nuevo tras un cambio de Plan General contable, veintiuno si se va a proceder a domiciliar el pago. Poco importa que haya nuevos estados financieros que reflejar o que se hayan cambiado de orden algunas informaciones a proporcionar. Por no hablar de que se pide mucho mayor volumen de información.

Y, sin embargo, la Agencia Tributaria no está sola. También los registros mercantiles han sido reacios a poner a disposición de todos los manuales con los que manejar la presentación telemática de Cuentas Anuales. Somos así y lo seguiremos siendo porque la adrenalina que se genera es una droga muy adictiva.

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