Hoy ya se ha dado a conocer el listado de actividades de las tarjetas opacas que utilizaron los 86 ex consejeros y ex directivos de Caja Madrid y Bankia, con un gasto de 15,5 millones de euros. Estas actividades son de diferente índole, desde dinero efectivo hasta arte sacro.
Profundizando con más detalle, podemos conocer que alrededor de un tercio del dinero gastado, es decir, más de 5 millones de euros, correspondió a efectivo sacado de los cajeros, siendo los otros dos tercios, es decir, más de 10 millones, utilizados directamente desde las tarjetas.
Es importante decir, que ese tercio de dinero en efectivo será mucho más difícil, incluso casi imposible, conocer a que fue destinado, mientras que el resto de operaciones directas desde las tarjetas no traen consigo ningún tipo de complicación al respecto.
De mayor a menor porcentaje, los gastos son los siguientes: un 15% empleado en viajes y desplazamientos, un 13% corresponde a gastos no especificados, un 11% en centros comerciales y/o grandes superficies, un 10% en restaurantes, 8% en hoteles, en ropa y complementos 6%, y un 3% alimentación.
Una vez dicho esto de manera general, ahora nos centramos en analizar los gastos de dos influyentes, por parte del ex presidente de Bankia, Rodrigo Rato, y por otro el ex presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa.
El primero entre el 28 de noviembre de 2010 y el 7 de mayo de 2012, día en que dimitió, realizó 272 movimientos con su tarjeta, alcanzando los 54.837 euros, a los que hay que añadir los 44.200 cargados a Caja Madrid.
Los usos más llamativos son 2.000 euros en una tienda de arte sacro; casi 1.000 euros en una zapatería; alrededor de 2.000 euros en pubs y discotecas durante 5 días consecutivos; 17 retiradas de efectivo de 1000 euros; y en un sólo día gastarse 3.547 euros en bebidas alcohólicas.
En cuanto a Miguel Blesa, su gasto con tarjetas black ascendió a los 436.700 euros, de los cuales 9.000 euros se destinaron al pago en el Hotel Ritz de Madrid; varias pagos entre 1.550 y 2.350 en la joyería Suárez; 3.000 euros en vino; 1.000 euros en una zapatería; así como productos por un valor de 1.020 euros y 620 euros en la prestigiosa firma de complementos Louis Vuitton.