Energía nuclear, Garoña e ideología

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Estoy dispuesto a dejarme convencer. Estoy dispuesto a considerar razones de estado para cambiar de planteamiento. Estoy dispuesto a abdicar de mis ideas a tiempo parcial a cambio de unos argumentos claros como el agua. Sobre la energía nuclear exclusivamente.

Parece ser que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ya ha redactado y entregado al Gobierno el informe sobre la ampliación en el paeríodo de vida útil y de funcionamiento de la central nuclear de Garoña. Deben de ser algo así como 1.000 páginas supongo que llenas de conceptos técnicos muy precisos que la generalidad entenderíamos a duras penas si nos lo explicaran poco a poco. Pero, en resumen, deben de aconsejar que se amplíe la vida de esta central a cambio de cuantiosas inversiones destinadas a mejorar la seguridad o al menos eso debería tratar de preservar un Consejo de SEGURIDAD.

El asunto está en que el Gobierno tiene ahora la patata caliente de decidir y se encuentra entre la espada de las promesas electorales y la pared del suministro y la política energética, argumentario éste último que seguramente provenga de algún lobby ad hoc.

Vamos con la ideología que se traduce en las promesas realizadas ante el electorado, que lo convierte en un contrato muy especial que debería cumplirse o explicarse. Si el partido que sustenta al Gobierno dijo que deberían irse cerrando las centrales nucleares cuando fueran finalizando su vida útil entonces debería hacerse o, como digo, explicar claramente por qué se cambia de opinión.

Considero que, sin embargo, ciertas ideas contaminan el mensaje y se quiere vender que España necesita energéticamente que se prorrogue la vida de las centrales. No es cierto. Hay un argumento que se desliza de manera viciosa a favor de la energía nuclear: como compramos energía nuclear a Francia entonces deberíamos tener la propia. Falso de toda falsedad. Una cosa es que ante picos de demanda se cubra ésta con energía de otros países, no sólo nuestros vecinos, y otra bien distinta es que España sea deficitaria estructural de energía. Y no lo somos sino que vendemos excedentes a Portugal y Marruecos.

No es un problema de déficit sino de política energética, es decir, de ideología y promesas. Y también de política energética, de plan de generación y de consumo+ahorro, de la búsqueda de lo que los expertos llaman un mix idóneo. Es decir, terreno para el debate, para la reflexión, para la transparencia.

Es por eso que sigo estando dispuesto a ser convencido, que no vencido.

Foto akuppa

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