No sé si me explico. Tras el batacazo esperado de Lehman Brothers (que 158 años no son nada, qué febril la mirada…) y con el agorero de Greenspan soltando análisis catastrofistas como si la cosa no fuera con él (siendo casi el inventor o consentidor todo el entramado), el petróleo baja, las materias primas también (salvo el oro) y el dólar se refrena un poco. Algún indocumentado ya está pidiendo que la Fed rebaje los tipos de interés como si esta fuera la solución y no parte del problema. Pero parece que la crisis toma un sesgo más «normal».
La normalidad proviene de que si hay contracción de la demanda agregada también la oferta agregada debe contraerse y con ello caer los precios relativos a los costes. Y en esa estamos. Si no se consume petróleo, éste debe caer de precio y lo mismo puede decirse de otras materias primas cuyo comportamiento estaba siendo anormal.
No quiero decir que estemos mejor sino simplemente normal dentro de la gravedad. Lo que pasaba hasta ahora recordaba al «síndrome del miembro fantasma», uno puede notar, sentir con normalidad en suma, que tiene una extremidad mucho tiempo después de haber sido amputada. Se ha cortado la carrera, pero seguían corriendo como pollos sin cabeza. Hasta chocar contra el muro.