Siguiendo con nuestra visión acerca de la entrevista de trabajo, en el artículo anterior te comenté que existen tres fases diferenciadoras en una entrevista y que todas ellas son importantes individualmente formando, en su conjunto, la entrevista ideal que puedes realizar.
Hoy nos centraremos en la fase de desarrollo.
Fase de desarrollo
En la fase inicial dimos la bienvenida al candidato y le explicamos un poco, a modo de introducción, algo sobre la empresa, sobre el puesto de trabajo, etc.
Pues bien, en la fase de desarrollo comenzarás a hacer preguntas sobre el currículo porque es lo que espera el candidato, que primero nos centremos en el currículo (sobre todo en la parte de formación y experiencia). Esto hace que el candidato se tranquilice y exponga lo que ya tiene aprendido de otras entrevistas o lo que se ha preparado pero a nosotros nos dará una visión general de su estado.
Una vez hechas esas preguntas podemos pasar a otras más íntimas y personales: situación personal, expectativas, planes de futuro, motivaciones,… Por supuesto, debemos intentar que esas preguntas sea parte de una conversación, no como si fueran un interrogatorio porque eso nos puede provocar que el candidato no se sienta a gusto y acabe sintiéndose incómodo a responder a las mismas (si ocurre esto podemos reformular la pregunta o pasar a otra pregunta pero, nunca, forzar a que haya una respuesta por su parte).
En esta fase hay que tener en cuenta muchos aspectos del candidato, no sólo lo que nos dice sino también lo que no nos dice. Hay personas que, por ser las primeras entrevistas, por ser demasiado tímidos, o por otros motivos, que tienen problemas para «saber venderse» de modo que siempre hay que valorar antes la competencia real de ese candidato a su capacidad para responder en un ambiente que no es el suyo (porque en el trabajo sí sabrá defenderse).