Invertir en oro se ha vuelto una opción cada vez más cotizada para quienes buscan proteger sus ahorros de la inflación y las fluctuaciones del mercado. Sin embargo, surge una pregunta importante entre los inversores: ¿El oro paga impuestos? La fiscalidad de este metal precioso depende de la forma en que se realice la inversión, ya sea a través de la compra de oro físico o mediante instrumentos financieros.
El oro de inversión, según la Ley del IVA, incluye lingotes o láminas con una pureza mínima de 995 milésimas y monedas de oro acuñadas después del año 1800 que hayan sido o sean de curso legal. Al comprar oro de inversión, los inversores están exentos de pagar IVA, un beneficio fiscal significativo que no se extiende a otras formas de oro físico, como las joyas.
Por otro lado, la venta de oro de inversión implica obligaciones fiscales distintas. El vendedor podría enfrentar el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP), y si obtiene una plusvalía, esta se considera un incremento de patrimonio tributable en el IRPF, con tasas que varían entre el 19% y el 26%. Los productos financieros relacionados con el oro, como los ETFs y fondos de inversión en mineras, también tributan pero como cualquier inversión financiera, sin aplicar el IVA en la compra.
Es vital destacar el papel del oro como activo refugio, especialmente en tiempos de incertidumbre, lo que ha contribuido a su valorización. Aunque los bancos centrales y la demanda en ciertos países impulsan su precio, los inversores deben tener en cuenta las implicaciones fiscales de su venta o compra. Con las garantías legales y fiscales adecuadas, el oro sigue siendo una inversión segura y atractiva, pero es crucial conocer y respetar su régimen fiscal para evitar sorpresas desagradables.