Las normas fiscales, dentro del ámbito legal, deben moverse en el terreno del derecho positivo esto es, que deben especificar con claridad y concreción qué parámetros son los correctos y cuáles no. Algo tan simple se complica sobremanera por el amplio campo interpretativo que el gran ente público tiene a su disposición. Si además no son capaces o no quieren enunciar cuál es el error cometido en función de la ley o reglamento que corresponda entonces estamos ante una clara causa de indefesión.
La justicia ha sufrido mucho descrédito en los últimos tiempos pero ciertos síntomas nos devuelven la esperanza en que todavía hay lugares a los que acudir para defendernos o, al menos, saber de qué se nos acusa. En este terreno también haría falta un ministerio para la igualdad pero entre ciudadanos y Administración.
