Esta vez sí que estamos disfrutando de una autentica semana de pasión, no solo por la belleza de la imaginería de los pasos que han salido a la calle estos días, uno se emociona ante la imagen de la Macarena, la Esperanza de Triana o el Cristo de las Tres Caídas, acompañados por unas bandas de música interpretando melodías llenas de sentimiento y congoja. En fin, que después de los sustos producidos por los agentes inversores internacionales, la caída del índice IBEX 35, etc; nos toca recapacitar y deducir que debería ocurrir para que no sea inevitable el rescate de nuestra débil economía. Sobre todo, que nos toca arrimar el hombro, con resignación si cabe en algunos casos, en segundo lugar estimular, potenciar todo aquello que vaya en la dirección de aumentar nuestras ventas al exterior, el gobierno, mediante el apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores, debe hacer lo imposible para vender no solamente la imagen de marca de España sino también los productos más competitivos y con mayor especialización productiva que ahora mismo disponemos en nuestra balanza de pagos, en una palabra, las embajadas de España en todos los países han de promocionar España y sus bienes y servicios, es realmente fundamental, acentuar más estas acciones en países alejados de la eurozona, están todos muy igualados en términos de demanda interna y consumo interno. Habría que activar las potencialidades de todos aquellos países emergentes del globo.
El otro día, ojeando el ABC, me di de bruces con una viñeta del genial Máximo, decía así: “Si hubiera, aunque solo fuese, un verdadero experto en economía, el mundo estaría a salvo. Pero el mundo está triste.” Con tan poco se puede decir mucho. Estudiar a fondo cuales son los sectores exportadores españoles más dinámicos y apoyar una serie de estrategias comerciales y de marketing.
Algo, si cabe tan relevante o más para el presente y futuro de nuestra economía, es la apuesta por la innovación y el desarrollo tecnológico. No comprendo cómo siendo un sector absolutamente tan estratégico para el futuro de la economía española, puede verse afectado por un recorte del 25,08%, son 5.633,2 millones de euros menos que van a disponer los centros tecnológicos y de investigación de este país. El impacto y el deterioro, en el sector del talento y del conocimiento serán notables, así como se observará un frenazo en la modernización del sector empresarial, no se podrá regenerar fácil y rápidamente el tejido empresarial necrosado durante esta ya larga crisis.