Inversiones, emociones y negocio.

numismatica.jpgAl menos en España y tras los desastres de Fórum y Afinsa muchos pensaron que ciertas inversiones en bienes tangibles habían pasado a la historia. Y, hasta cierto punto, tenían razón puesto que se ha demostrado dolorosamente en la práctica lo que cualquiera podría pensar en la teoría y es que los sistemas piramidales no funcionan ni nunca lo han hecho salvo para engañar a incautos o aprovecharse de las personas ofreciendo el falso brillo de la rentabilidad mágica.

Pero existe otro campo relacionado con lo anterior y que sí es verdaderamente rentable o posible. Consiste básicamente en proveer a las fortunas de bienes relacionados con el lujo así como inversiones alternativas, que no solidarias y de las que ya hablaremos, junto a productos que se revalorizan con el paso del tiempo. En definitiva, lo que se ha denominado «inversión emocional» y que mueve una cantidad importante de fondos como lo demuestra que supusieron el 26% de las compras de los grandes patrimonios en 2006.

Cabe destacar que el precio de los bienes de lujo creció muy por encima de lo que hicieron por su lado el resto de productos de consumo (el doble más o menos). Asimismo, cada vez más fortunas compran equipos de fútbol, caballos de carreras o invierten en embarcaciones de lujo. Y, para cerrar el círculo, mencionar la compra de colecciones de arte o monedas como forma de diversificar carteras.

En definitiva, que por encima de coyunturas hay un mercado importante detrás de quienes ostentan gran poder adquisitivo y que se gastan parte de sus fondos de manera emocional o simplemente como manera de eludir riesgos. La manera de aprovecharlo es otra cuestión.

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