Las pensiones es uno de los temas que más le preocupa a la sociedad española, y más cuando sabemos que según la estructura del sistema en el momento que se jubilen los babybooms va a ser difícil mantener los niveles de prestación como hasta ahora. Por ello podrían pensar los ciudadanos en la posibilidad de ahorrar con vistas a complementar la pensión pública del futuro, pero esto aún esta lejos de interiorizarse en la sociedad española, que sólo un 12% lo lleva a cabo, frente al 70% de otros países como Holanda.
Según un estudio del Periódico El Economista, con el patrocinio del Banco Sabadell, se ha llegado a la conclusión de la conveniencia del destino de al menos 5% de los ingresos a las pensiones. No obstante, cambiar el ADN de los españoles no es fácil, compartir junto al Estado la necesidad de financiar las pensiones es algo que no entraba en los planes de los ciudadanos pero que con la crisis, en los últimos cinco años, ha ido calando progresivamente.
Silvia Ávila, directora de banca seguros de Banco Sabadell, dice que si no se destina aproximadamente esa cantidad desde el principio, deberá realizarse un esfuerzo mayor en los últimos años.
No obstante, Almudena de Arteche, directora técnica de la unidad de vida de Mapfre, y directivos de Caser Seguros, consideran que a pesar de que el 5 por ciento es una buena referencia para empezar, «no es válida para la gente que gane más de 40.000 euros anuales. Y tampoco es aplicable a los autónomos, que suelen cotizar más bajo». Por ello consideran que lo mejor es enfocar el ahorro desde la óptica de la planificación financiera, es decir, ver cuál es la pensión estimada hoy y establecer el poder adquisitivo que se quiere al terminar la vida laboral.
Para conseguir toda esta concienciación, los expertos consideran que debe haber una mayor información en los ciudadanos, así como consejos por parte de las aseguradoras. Lo que no es útil a la hora de conseguir que se empiece a ahorrar es emplear el miedo, utilizando el argumento de que el fondo de la Seguridad Social tiene un límite, ya que puede llegar a ser contraproducente.