Mientras aquí hay que andarse con pies de plomo cuando se habla de impuestos poniendo paños calientes a lo inevitable, en otros lugares empiezan a debatir sobre situaciones que nadie se atreve a poner sobre la mesa no sea que le corten hasta el aire que respira. El presidente del regulador de mercados británico, un lord inglés consevador para más señas, ha dicho que el mercado financiero está sobredimensionado haciéndose socialmente inútil por lo que convendría gravar las transacciones financieras. Establecer la tasa Tobin en otras palabras.
Este impuesto que lleva el nombre del premio Nobel James Tobin consiste en un pequeño porcentaje que se impondría sobre las transacciones especulativas permitiendo que éstas disminuyeran y evitando que no siguieran creciendo sin freno los bonus de los ejecutivos. Conviene pensar en ello antes de que se rechace de inmediato.
Lo que parece claro es que una economía que no externalice las externalidades tiende a ser una burbuja continua ya que sólo se premia el riesgo pero no las responsabilidades, la posibilidad de caer en un riesgo moral continuo es alta.
Consideremos la posibilidad, sólo eso.
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