Jean-Claude Trichet, el presidente del Banco Central Europeo, era conocido hasta el año pasado como «no bajaremos las tasas«, un lema que duró hasta que la FED llevó el precio del dinero a mínimos históricos (rozando el 0% que todos creen inevitable). Entonces, la lucha contra la inflación del BCE ya había rendido sus frutos con una virtual paralización del crédito. Entonces, Trichet y su equipo decidieron que era buen momento para hacer lo que antes era inimaginable, y recortaron los tipos a su nivel actual: el 2%. Sin embargo, hay expertos que afirman que otro recorte es necesario, mientras Trichet se sube de nuevo a su caballo, y asegura que no habrá ninguna modificación en las tasas hasta marzo.
La baja en los tipos de diciembre trajo un descenso en las presiones inflacionarias (las mismas que el BCE prentendía controlar con un dinero caro). Sin embargo, persiste la sensación de que la recesión de la zona euro será larga, con estimaciones de crecimiento mínimos. Para los analistas, el escenario, con el añadido de la tendencia mundial de abaratar el crédito, hacen deseable y necesario otro recorte de (por lo menos) 50 puntos, lo que llevaría las tasas al 1,5%. Trichet ha declarado que los tipos no descenderían por debajo del 2% salvo «una hecatombe».
Nos preguntamos en que continente vive Trichet y cuál es su definición de hecatombe.
Hay quien recomienda una bajada más agresiva: 1%. Un dinero más barato, aseguran, equilibraría el euribor, permitiría un flujo de crédito y daría margen a la instrumentación y funcionamiento de los planes económicos de emergencia de cada país.
Fuente | Expansión