Todos sabemos que las empresas no son lugares ideales donde trabajar. A veces encontramos empresas donde el acoso moral, también llamado mobbing, está presente y lo sufren algunos de los trabajadores, algo que debería detenerse de raíz una vez sabido.
Existen diferentes métodos de acoso que hacen que, poco a poco, la persona que lo sufre vaya quedándose sin personalidad, que ni siquiera tenga ganas de ir a trabajar o de levantarse de la cama.
El primero es el aislamiento y el rechazo de la comunicación. Normalmente parece algo normal porque cada uno trabaja en lo suyo pero negar la comunicación hace que la persona se sienta sola en la empresa y merma su propia confianza en sí mismo.
Otra de las formas es atentando contra su dignidad a base de burlas, gestos despectivos, palabras descalificadoras. Todo eso, aunque parezca que no, afectan a las personas, incluso a las más fuertes.
La violencia verbal, física o sexual es casi el último escalón que se puede dar y es un acoso ya establecido, es decir, un acoso propiamente dicho. En este método entrarían amenazas de violencia física, empujones, gritos injuriosos, acoso sexual, acoso que persiste en el exterior con llamadas telefónicas nocturnas o cartas anónimas…