El papel de un ministro de economía no consiste simplemente en ser un buen gestor y estratega sino también en saber transmitir las sensaciones adecuadas. Muchos movimientos con trascendencia económica tienen sus motivaciones en las expectativas y éstas fluctúan según las impresiones siendo además fundamental que haya tranquilidad y confianza. Al titular de la cartera de Economía y Hacienda se le puede achacar cualquier cosa menos que no sea una persona tranquila que más que resolver los problemas parece más bien disolverlos como si nunca hubieran existido.
Antes los malos augurios que andan danzando por doquier, Solbes ha comparecido a petición propia en el Congreso para dar explicaciones que han pretendido ser tranquilizadoras. Para el ministro la economía española seguirá teniendo un crecimiento robusto, en torno al 3%, manteniendo la creación de empleo y pudiendo afrontar futuros ajustes gracias a que el superávit ha permitido amortizar suficiente deuda pública. Ojalá sea así.
Pedro Solbes considera también que los factores de la desceleración son exógenos y hasta cierto punto coyunturales de tal modo que la inflación volverá a su cauce hacia la primavera. No le preocupa al ministro el parón inmobiliario ya que ayudará, a su vez, a orientar la economía hacia sectores más productivos. Ojalá sea así también.
Considero que los síntomas actuales no sólo de la economía nacional sino también internacional son preocupantes y que los miembros del gobierno hacen bien en intentar calmar los ánimos. Pero tampoco me quedaría de brazos cruzados frente a sucesos de importancia. Ojalá fuera suficiente, señor ministro.
Enlace: El País.