Para los estrategas del FMI, que no vieron venir la Crisis, las economías emergentes (con China a la cabeza) crecen demasiado, demasiado rápido, demasiado pronto, en tasas insostenibles que las conducirán a un “sobrecalentamiento”.
En economía se habla de un sobrecalentamiento cuando, debido a tasas elevadas de crecimiento del PIB, la demanda crece más rápido que la oferta, y es preciso acelerar la producción para equilibrar ambos niveles. Debido al desgaste inherente, a periodos de economía caliente siguen periodos de declive.
El subdirector gerente del FMI , John Lipsky, lo ha puesto así: «Para las economías emergentes, creciendo entre un 6,5 y un 7%, sus márgenes de exceso de capacidad ya han sido empleados en buena parte, y como resultado estamos comenzando a ver señales incipientes de sobrecalentamiento.»
Aunque la economía global ha recibido la bendición de las economías emergentes (China, Brasil India…), cuyo consumo ingente de bienes y servicios ha salvado la producción de las economías más consolidadas, el sobrecalentamiento de sus procesos productivos podría conducir a que la bonanza les juegue en contra.
Extrañamente, las consideraciones el FMI no incluyen la escalada de precios de petróleo, el principal factor inflacionario al que se enfrentan las emergentes.
Fuente | Cotizalia