Y por los montes, las sardinas. Somos, me temo, un país demasiado dado a las chanzas, a la ironía fácil. Que no es mal comportamiento tal y como está el mundo pero extenderlo en demasía no es beneficioso, se nos pasa lo fundamental de tanto buscar sólo el detalle.
La última polémica proviene de la recomendación que se dio desde el Ministerio de Economía consistente en consumir conejo durante estas fechas en lugar de los «inflacionados» productos típicos. Y tiene toda la razón, no podemos quejarnos y sin embargo comprar a culquier precio. Tampoco es que con esta sencilla recomendación se acabe el trabajo que desde la Administración deben hacer para cortar la sangría inflacionista.
El problema viene, además, cuando alguien quiere comprar productos fuera de mercado navideño. A veces se da que los comerciantes apenas renuevan estas existencias y se centran más en lo que más beneficio proporciona. Lógica capitalista, desde luego. Espero que después tampoco se quejen si no venden. Lógica del consumidor.