Suele ser deporte nacional el vapuleo al gobierno de turno cuando las cosas no marchan y me parece estupendo: quien gobierna tiene la responsabilidad, debe explicaciones y debe dar cuenta los ciudadanos de cuantas acciones u omisiones realiza desde su acción de gobierno. El actual en España tiene muchos defectos, ha cometido muchos errores y le faltan ciertos puntos fuertes.
Sin embargo, la crítica por la crítica no beneficia a nadie y si quien tiene a su vez la responsabilidad de oponerse al gobierno en cuanto de negativo realice y el deber cívico y político de apoyar al ejecutivo frente a situaciones excepcionales, no tiene una alternativa entonces echémonos a temblar.
Viene todo esto a cuento de que en breve asistiremos al Debate sobre el Estado de la Nación que tememos no servirá de nada. Es muy posible que se entre en el terreno de las reformas laborales ya que sobre las pensiones no va a haber bemoles. La posición del gobierno es no realizar reforma alguna fuera del diálogo social, la alternativa de la oposición es que hay que reformar pero sin decir cómo no vaya a ser que se vea el plumero.
Antes de que nos mareen con retórica política, que no económica, me gustaría que todos nos informásemos a través de opiniones contrastadas como la de Krugman sobre el síndrome de los salarios menguantes y lo negativos que puede llegar a ser plantear que todo el peso del ajuste recaiga sobre los salarios.