La crisis, recesión o desaceleración económica, tal y como usted quiera y deba llamarla, llegó para quedarse. Ha bajado desde los altos cielos de la macroeconomía y ya hace de las suyas en los bolsillos de los ciudadanos comunes y corrientes. Evidencia de ello es que las familias españolas ya tienen problemas hasta para pagar las modestas mensualidades de los créditos para el consumo.
El crédito para el consumo son esos efectos que los bancos conceden por adelantado para la compra de bienes específicos: un televisor, un lavarropas, ropa, viajes… No se trata ni de grandes sumas de capital, ni es crédito de larga vida.
Sin embargo, en comparación con el mismo periodo del año pasado, la morosidad en estos créditos aumento en un 83% su cuota de impagos o mensualidades atrasadas, según cifras del Instituto Nacional de Estadística. Más de la mitad de este aumento corresponde a impagos, y un 47% a cuotas atrasadas.
Las Cajas de Ahorros son las institución más afectada por esta morosidad con 4.000 euros en promedio, y las comunidades con mayor adeudo son Canarias y Andalucía.
La suma total de los adeudos asciende a más de 1.500 millones de euros.
