El trabajo no siempre implica vivir pegado al plano ideal en el que una persona ejerce su profesión y hace aquello que le gusta y que le encanta ya que se ha preparado previamente para poder desarrollarse en ese sector. Sin embargo, de una forma temporal y puede que incluso, prolongada, un ser humano se vea obligado a trabajar en algo que no le hace sentir bien.
¿Cómo afrontar un momento de este tipo?
1. En primer lugar, no te resignes, ni te conformes. No olvides que te mereces algo mejor. Por tanto, apuesta por vivir conectado con tu vocación y con la alegría de desarrollarte plenamente.
2. Cultiva tus inquietudes a través de cursos, actividades de voluntariado, conferencias y congresos a través de los cuales, puedas mostrarte a ti mismo que eres una persona competente. Y además, a través de iniciativas de estas características, podrás llenar el vacío que te deja tu empleo rutinario y monótono. Vive el presente, y no pienses tanto en qué pasará después.
3. Toma decisiones aquí y ahora. Por ejemplo, si te gustaría encontrar un nuevo trabajo, entonces, no pospongas tu proceso de búsqueda activa de empleo. Empieza a moverte, no te quedes quieto, y ten ilusiones y motivaciones.
4. Cultiva tu tiempo de ocio. Haz planes con tus amigos, ve al cine, realiza excursiones al campo, disfruta de la primavera plenamente… Si además del vacío que sientes en el plano profesional, también le añades sufrimiento en el plano anímico, está claro que corres el peligro de no superar el dolor a nivel vital.
5. Empieza a cambiar de actitud en el trabajo. Intenta valorar las cosas buenas que tiene ese puesto.
Imagen: Sasetaurrena.dixit