El dicho es así: Una imagen vale más que mil palabras y es algo que se puede comprobar en el día a día, no solo en el contexto laboral. La primera impresión, o lo que veamos de esa persona es lo que más nos llama la atención de ella al principio, quizás para bien o para mal, eso no podemos saberlo.
En la empresa ocurre lo mismo. Aquí tenemos una imagen, la imagen de la empresa, capaz de ofrecernos una forma de que nos vea la gente. A veces un rótulo que ponga el nombre de la empresa no será tan llamativo que si pones un dibujo con algo que represente la empresa. Por ejemplo, para una empresa de carpintería podría ser un trozo de madera con ojos, o un martillo, incluso un destornillador.
Esas imágenes serían más atrayentes y, queramos o no, nos dejamos llevar por los dibujos a la hora de buscar empresas o de ir a comprar.
Por eso, si tienes una empresa y un logo textual, quizás debas plantearte hacer un logo con algo más de imagen, de modo que sea reconocible (ese es otro beneficio, es más fácil recordar un logo visual que el nombre de la empresa).
No conviene que sea una imagen muy difícil, a veces las cosas sencillas también pueden servir e incluso con mejores resultados que las otras porque nos permiten mostrar una imagen simple y quizás más fácil de recordar que un logo demasiado recargado.
De hecho, si te das cuenta de las empresas hoy día, verás que éstas suelen llevar logo, no solo palabras. Hay muchas que sí lo hacen pero, a la larga, se sabe que un logo visual siempre es lo mejor (y de cara a internet más todavía).