En ocasiones, en algunas empresas, se realizan inspecciones entre los trabajadores en un intento por saber si el trabajador está haciendo bien su trabajo, si realmente está a gusto en ese puesto de trabajo y se desenvuelve con soltura.
Esto no significa que, si obtiene una mala calificación, se le vaya a despedir, pero algunas veces ciertos trabajadores no terminan de encajar en su puesto de trabajo y serían más útiles en otros diferentes.
La valoración del trabajo puede hacerla el mismo empresario o bien el jefe del trabajador. Consiste más en observación y en recogida de los datos referentes a su forma de trabajo y a los resultados que está obteniendo. Por ejemplo, si el trabajador hace al día una media de 30 productos, saber si esos 30 están bien hechos, si es rápido haciéndolos o hay diferencia con otros trabajadores, etc.
También la propia motivación entraría en juego en este caso porque una persona que no está motivada en el trabajo, por mucho que quiera, no es capaz de sacar todo su rendimiento en el mismo. Aquí habría que incluir además los problemas personales que pueda tener que hacen mella en el trabajo y, si son importantes, quizás le obliguen a bajar su ritmo por falta de concentración.
Estas valoraciones se suelen informar a los trabajadores para que estén tranquilos. No es algo cómodo saber que te están observando aunque algunos empresarios lo hacen con el fin de saber cómo se comporta normalmente, no sabiendo que es vigilado.
Una vez obtenidos los resultados el trabajador puede estar bien en ese puesto o puede necesitar un cambio. Si es un cambio habría que ver dónde es mejor reubicarlo, aunque sea temporalmente, en base a los conocimientos, experiencia y formación que posea (no vas a meterlo en contabilidad cuando no sabe de cuentas, obviamente).