El otro día escuchaba por allí la vieja discusión sobre la forma de ir vestido a solicitar un trabajo o una entrevista de negocios.
Obviamente como muchos otros temas existen dos bibliotecas. Están los que piensan que lo formal es lo mejor, lo más serio, mientras que otros sostienen que la prolijidad unida a la informalidad descomprime muchas veces algunas situaciones.
Sin embargo, en épocas de crisis las cosas pueden cambiar un poco. Por lo general aquellos que toman las entrevistas de trabajo son personas mayores que no han podido ser cortados debido a sus altos salarios. Es por eso que los mismos se decantan más por lo formal pues a lo que ellos están acostumbrados.
En situaciones en las que el empleo abundaba, daba lo mismo ir vestido con camisa y corbata o informalmente. Pero ahora que las oportunidades son contadas no vale la pena arriesgarse.
En el ámbito de los negocios las cosas parecen ser similares. La buena imagen muchas veces genera confianza. Ni que hablar si estamos interesados en conseguir un crédito (algo tan difícil hoy por hoy).
Siempre debemos ponernos del lado de la persona que nos atiende y hacerle pensar que somos importantes aunque la realidad no sea así. El objetivo es que mientras nos atienda, la otra persona piense quien somos y tenga dudas acerca de nuestra posición e influencias.
Es por eso que aunque no seamos habitúes de los mismos, siempre es conveniente tener en closet, un saco, una camisa y una corbata. Nunca se sabe cuando podemos llegar a precisarlas.