La publicidad ilícita es aquella publicidad que anuncia un servicio o un producto que en realidad no hace todo lo que se dice que se hace. Por ejemplo, un paraguas que absorbe el agua y la convierte en refresco. Eso sería publicidad ilícita porque el paraguas que vendemos no hace eso pero lo vendemos como tal.
A la hora de vender nuestros productos o servicios debemos tener en cuenta que hay una ley que debemos acatar, la Ley 34/1988, de 11 de noviembre, General de Publicidad donde se define la publicidad como «toda forma de comunicación realizada por una persona física o jurídica, pública o privada, en el ejercicio de una actividad comercial, industrial, artesanal o profesional, con el fin de promover de forma directa o indirecta la contratación de bienes muebles o inmuebles, servicios, derechos y obligaciones«.
A la hora de publicitar no debemos caer en:
- Publicidad engañosa.
- Publicidad desleal.
- Publicidad subliminal.
Estos tres tipos son los que más se tienen cuenta y lo cierto es que en la televisión podemos encontrar algunos ejemplos que rozan este tipo de prácticas (por ejemplo cuando se anuncian productos en las series de televisión o se ve a los personajes consumirlos).