El último Consejo de Ministros aprobó una reforma trascendental en las modalidades de jubilación que entrará en vigor en abril. Esta medida elimina la necesidad de una carrera laboral completa para acceder a la jubilación activa, permitiendo a los trabajadores con un mínimo de 15 años cotizados compatibilizar la pensión contributiva con ingresos laborales. Este cambio representa un paso hacia la flexibilización de la transición al retiro y un impulso a la sostenibilidad del sistema de pensiones.
Una reforma inclusiva y accesible
Hasta ahora, para acceder a la jubilación activa era necesario haber acumulado más de 38 años de cotización, una exigencia que excluía a numerosos trabajadores, especialmente mujeres, cuyas carreras laborales suelen ser más fragmentadas. Con la reforma, asalariados y autónomos con 15 años cotizados (180 meses) podrán acceder a esta modalidad, recibiendo el 50% de su base reguladora como pensión inicial, que irá aumentando en función de los años que demoren su jubilación completa.
Por cada año adicional de permanencia en la jubilación activa, el porcentaje de pensión aumenta progresivamente: un 45% el primer año, alcanzando el 100% tras cinco años. Este esquema no solo incrementa la renta disponible de los trabajadores, sino que también fomenta la prolongación de la vida laboral.
Novedades para los autónomos
La legislación anterior permitía a los autónomos con empleados indefinidos cobrar el 100% de su pensión mientras continuaban trabajando. Sin embargo, el nuevo modelo fija un límite del 75% para aquellos con al menos un trabajador indefinido con 18 meses de antigüedad. A pesar de esta reducción, los autónomos pueden contratar nuevos empleados indefinidos para recuperar este porcentaje, incentivando la creación de empleo estable.
Además, los trabajadores en jubilación activa, tanto asalariados como autónomos, disfrutarán de importantes bonificaciones en sus cuotas a la Seguridad Social. Por ejemplo, los autónomos solo cotizarán por incapacidad temporal, accidentes de trabajo y un 9% en concepto de «solidaridad», mientras que los asalariados aportarán un porcentaje similar por este último concepto.
Incentivos y mejoras económicas
La nueva jubilación activa permite combinar los beneficios de la demora en la jubilación con bonificaciones económicas. Los trabajadores podrán optar por un aumento de su pensión del 4% anual o recibir un cheque único de entre 5.000 y 12.000 euros, dependiendo de sus años de cotización y salario base. Además, a partir del segundo año, los incentivos se ajustarán semestralmente, ofreciendo un 2% extra cada seis meses.
Impacto en las modalidades de jubilación
Desde 2018, las reformas en la Seguridad Social han logrado reducir las jubilaciones anticipadas al 29% del total, mientras que las demoradas han crecido hasta el 9%. Aunque los asalariados han mostrado menos interés en la jubilación activa, con solo un 6,1% adoptando esta modalidad, los autónomos han liderado el cambio, duplicando su participación hasta un 26,4%.
En contraste, las jubilaciones parciales también han sido modificadas. A partir de abril, los trabajadores podrán adelantar su jubilación parcial hasta tres años antes de la edad ordinaria, con requisitos más estrictos, como la celebración de un contrato de relevo y una jornada laboral reducida al 33% en el primer año.
Un paso hacia la sostenibilidad del sistema
Esta reforma busca alargar la edad media de jubilación y mejorar la estabilidad financiera del sistema de pensiones, incentivando a los trabajadores a permanecer activos más tiempo. Aunque el reto es significativo, el Gobierno confía en que estas medidas promuevan una transición más flexible y equitativa hacia la jubilación, adaptándose a las realidades del mercado laboral moderno.
En un contexto de envejecimiento poblacional y creciente presión sobre las arcas de la Seguridad Social, la nueva jubilación activa se perfila como una herramienta clave para afrontar los desafíos del futuro y garantizar la sostenibilidad del sistema.
