«Hay quienes nacen con estrellas y otros que nacen estrellados», es una frase muy antigua que escuchaba casi a diario en mi niñez y durante mi adolescencia. Sin lugar a dudas se refería a que hay personas que nacen para ser empresarios y otros que nacen para ser empleados de por vida. Los primeros, «condenados» a una vida llena de privilegios, rodeados de lujos y dinero, condenados al éxito y otros, en mayor cantidad, también condenados pero a una vida de penurias y «corridas» para llegar a fin de mes, a no ser, claro está, que sea empleado de una multinacional con muy buena paga y en una posición muy importante. Esa era la idea general con la que crecí. Por supuesto que la palabra inversión o inversor era casi una mala palabra.
Quien sabe si esta hipótesis no posee un dejo de realismo, de verdad en si misma, pero según el cristal con que se mire. Personalmente creo que quienes nacemos emprendedores, siempre lo seremos, aunque no logremos concretar el sueño de ser independientes y vivamos toda la vida metidos en un obligado disfraz de empleados.
Por supuesto que siempre habrá quienes estén contentos y se sientan seguros con un empleo a cambio de la seguridad de un sueldo a fin de cada mes, entre otras «seguridades». Para los que su único sueño sea escalar posiciones dentro de una empresa o llegar a pertenecer a la competencia o ser parte de «esa» empresa que tienen en la cabeza.
Como mucha gente, crecí sin educación en el manejo de finanzas, salvo materias como contabilidad, que nos inculcaban como manejar las finanzas de una empresa…ajena.
Robert T. Kiyosaki, lo expresa a modo de historia en su libro Padre Rico, Padre pobre, donde cuenta la historia de la diferencia de consejos entre sus Padres, uno Rico y otro Pobre, donde se aprecia que el Padre Rico lo era por que tenía sueños, ideas y sobre todo, cultura y educación no formal en el manejo de finanzas.
Para poder llegar a plasmar estos sueños de libertad, de independencia económica y financiera, sin duda, más allá del mito que indica que es necesario tener dinero para llegar a montar un negocio, deberemos contar no solo con las ideas que podamos tener para ponerlo en práctica, sino con capacitación constante. En este punto, se puede contar con instituciones y organizaciones de educación formal, libros y comunidades de encuentro e intercambio de conocimientos como el Club Richdad donde es permanente la ayuda entre los participantes y donde se podrá contar no solo con la ayuda en lo que a aprendizaje se refiere, sino con posibilidades de apalancamiento financiero o proyectos para compartir y por otro lado construir las redes que permitan llegar al objetivo deseado. También con este mismo fin, está Neurona, un portal dedicado a promover las redes de contactos.
Sin lugar a dudas, para un emprendedor, para aquellos que sienten que están atrapados en un disfraz de empleados, que no les pertenece, es posible lograrlo. Tal vez, solo es necesario un cambio de actitud, un cambio de paradigma.