Aconsejo a menudo a mis clientes, pequeñas y medianas empresas por lo general, que aprovechen cualquier posibilidad que les permita ganar valor más allá de su fondo de comercio. Me refiero a que una entidad sin otra cosa que sus clientes, proveedores y trabajadores se valora menos, mucho menos. Una de las formas de adquirir ese valor consiste en crear y registrar tu propia marca, cuestión ésta que quise empezar, para el caso que nos ocupa, consultando a un creativo para crear un logotipo.
A mi cliente le gustan el rojo y el amarillo, allá cada cual con sus razones, y así se lo expuse al creativo que, de inmediato, me contestó que en España esa combinación de colores está prácticamente descartada, en definitiva, que no se lleva mientras en Portugal, por ejemplo, se pueden ver los colores rojo y verde mucho más.
Creo que la situación describe perfectamente que en este país la economía y el patriotismo no mezclan nada bien, al contrario de lo que ocurre por otros lares donde la motivación de tipo patriótica o nacionalista supone un incentivo económico o comercial más. Incluso a nivel productivo sin que sea necesario que medien situaciones especiales para ello.
Son diferentes formas de ver las cosas, no creo que sea mejor una que otra como lo demuestra que España ocupa mejores puestos en cuanto a influencia económica mundial que otras naciones más patrióticas.
Y sin embargo, creo que es bueno que cada persona se apropie de un motivo de orgullo y de autoestima, sea éste el que sea. Por lo menos hasta que nos den más palmaditas en la espalda.