Actualmente, existe una enorme presión sobre la renta disponible de las familias debido a muy diferentes factores, desde incremento de las hipotecas hasta los precios de los productos de primera necesidad (leche o pan). Si además se añade la presencia de un hijo pequeño, éstos gastos se disparan de manera significativa.
Uno de los bienes en los que más hay que gastar en los dos primeros años de vida del bebé son los pañales (alrededor de 1.000 euros) por lo que no es extraño que hasta cierto punto se ponga el acento sobre este punto desde organizaciones y asociaciones con el propósito de ofrecer ideas cara a mejorar la economía familiar, la misma que debe generar ahorros con los que sufragar inversiones (la economía se alimenta a menudo de pequeñas cuestiones).
UGT y la Unión de Consumidores aboga por la exención en el IVA aplicable a estos productos con el objetivo de reducir en unos 136 euros la factura ligada a los nacimientos. No es mala idea y sería efectiva si las empresas suministradoras no reaccionaran a ello o bien se les impidiera de manera eficaz. Al primer efecto de bajada en el precio final pagado por los consumidores fruto de la supresión del impuesto, seguiría un alza en el precio por parte de los fabricantes al tener éstos márgen de maniobra. La eficacia de la media quedaría mitigada por la propia búsqueda del beneficio de las empresas, algo legítimo desde luego.
Por mi parte soy más partidario de que los bienes y servicios tengan un peso fiscal más o menos fijo y no que se cambie en función de situaciones coyunturales distorsionando el mercado y las decisiones empresariales y de los consumidores. Por contra, pienso que una solución razonable y posible sería la creación de un «cheque-bebé» consistente en una especie de cuenta que sirva para que el Estado financie, revierta o alivie los gastos infantiles (no sólo pañales también guarderías o medicamentos) en función de la situación económica y patrimonial de la unidad familiar.
Es una propuesta solamente, ¿vosotros lo veis diferente?.