Pues ya no da renunciar al herético plan de ir a vuelta de rueda en las rutas nacionales y aprovechar los últimos rayitos de sol en la Costa Brava. Quien quiera permanecer en el terruño para participar, castizamente, de una procesión como Dios manda, sepa que la fe cuesta caro, y no hablamos tanto de la mortificación del cuerpo y del espíritu como de la del bolsillo…
Una nota de El Mundo revela que el precio para tomar parte de una procesión entre 150 y 900 euros, sólo en indumentaria.
El costo del conjunto de capa y antifaz va de los 150 a los 300 euros. Si el penitente quiere ser elegante y usar unos confeccionados en terciopelo, pues que vaya pensando en disponer de 500 euros. Y así sigue la manda: un escudo, 150 euros; un capirote, 30, y unos zapatos, 60. Ese es el panorama mostrado por el estudio “El mercado de la devoción” de La Unión de Consumidores de Andalucía, que reúne los costos de participar en las tradicionales procesiones, sea con hábito penitencial o como mero portador de pasos y tronos.
Los importes incluidos no contemplan las cuotas y limosnas establecidas, ni los alquileres de sillas y balcones que los vecinos de las calles bendecidas por el paso de las procesiones cobran por un sitio privilegiado para vivir la Pasión Renovadora.