Las falsas evidencias de mejora en la economía europea de principios de año han quedado atrás, y el optimismo empresarial no ha quedado indemne. El día de ayer se hicieron públicos dos sondeos entre empresarios alemanes y franceses, y los índices de confianza, como las certidumbres económicas, están sensiblemente a la baja.
Dos de las principales economía de la euro zona ya dan síntomas de resentir la desaceleración económica y la baja en el consumo. El Instituto de Investigación Económica germano (Ifo), que refleja la confianza de los empresarios alemanes, ha bajado el valor de su índice a 102,4 puntos, 2,4 menos que en marzo. Los alemanes consideran que aún está por llegar lo peor de la crisis, pero son optimistas en cuanto a las exportaciones, si bien el euro sigue su escalada. Desde luego, sus previsiones pesimistas son las de una economía con la planta productiva bien consolidada: si bien consideran que la creación de empleo se verá afectada, pronostican que el trabajo se mantendrá en crecimiento, si bien de una forma más moderada.
El indicador de confianza empresarial francés, por su parte, bajos dos puntos en el mismo periodo, de 108 a 106 puntos, dos menos del que los analistas habían pronosticado. Parece que de esta ni Carla Bruni los salva.