Somos un país polidependiente de tal modo que si se tratase de una persona ésta sería politoxicómana: dependencia del petróleo, de las subvenciones de la UE, del sector de la construcción y también del transporte por carretera. Cerca del 85% del transporte de mercancias en España se realiza por carretera lo cual, bien mirado, es una barbaridad de por sí.
No es extraño que una huelga-cierre patronal que cuenta con escaso apoyo teórico pero muy beligerante llegue a causar los estragos, materiales y mentales, que hemos podido ver. Simplemente porque bloqueandoo ciertos puntos neurálgicos se corta el suministro sin que haya alternativa.
Esta situación produce una sobredimensión del sector con exceso de transportistas que ante situaciones como las actuales se demuestra como muy poco eficiente, ya se veía en el plano teórico pero hasta que no se palpa en la realidad no parece que se demuestre.
Por tanto el reto ha superar es el de un nuevo monocultivo potenciando el transporte a través del ferrocarril que, a su vez, necesitará infraestructuras adecuadas, es decir, intermodales y próximas a los centros de distribución minorista. Se está avanzando mucho en cuanto al transporte ferroviario de pasajeros pero respecto a las mercancias es más difícil de conseguir puesto que necesita de mayores y mejores inversiones.
No hay problema sin solución.