La semana pasada me he hinchado a ver a documentales y un debate sobre El Bulli en particular, cosa merecida ya que es el número 1 del mundo, y la nueva cocina española en general que, dicho sea de paso, está en la vanguardia mundial tras casi tres siglos de dominio francés en este terreno. Pero no todo es de color de rosa como bien podréis imaginar tratándose de España y sus gentes.
La expansión del arte y negocio culinario ha venido de la mano de profesionales llenos de talento que desde hace muchos años han desarrollado una labor impresionante apenas seguida y apoyada por los estamentos oficiales políticos. Estos cocineros y cocineras son auténticos héroes que en solitario han expandido su negocio muy ligado a la cultura.
El punto culminante de lo que he podido ver y oir se produjo el pasado sábado en torno a un debate emitido en La 2 de TVE, sin cortes publicitarios por cierto aunque con participación desigual, en el que Ferrán Adriá dejó varias reflexiones muy interesantes y motivadoras. Y siempre alrededor de una pregunta clave: ¿qué queremos ser cuándo seamos mayores?. Es decir, qué queremos hacer con un filón impresionante apenas explotado. Y es que este sector extendido a los aspectos agroalimentarios, exportación, turísticos y medioambientales suponen el 20% del PIB. Interesa ser una potencia en ello pero hace falta arrojo y apoyo.
Desgranó Ferrán algún aspecto especial como que en el terreno culinario España puede diferenciarse mediante el concepto «tapas» que implica también una forma de vida o que si la entrada a un país es importante debe cuidarse la comida que se da en europuertos o el AVE.
Habrá gente que piense que ahora el cocinero de El Bulli está como el perejil en todas las salsas pero es un tipo que tiene cosas que contar y muy positivas. Quizá tiene razón y podríamos aprender a preguntarnos qué queremos ser de mayores.
Foto LinaMon