En 1989 cayó el muro de Berlín, en realidad lo tiraron, lo que puso fin al sueño del llamado socialismo real con un rotundo fracaso en todos los frentes. Quienes creyeron alguna vez en que el comunismo podía tener un sitio en el mundo para mejorar la vida de las personas se sintieron lógicamente defraudados por aquel experimento tan alejado del ideal que ni su madre lo hubiera conocido.
Hay quien sostiene, desde el bando neoliberal, que sus propuestas nunca han fracasado porque nunca se han podido aplicar en su totalidad. Menos mal. Lo más cercano al paraíso neoliberal se encuentra en Europa y no en Estados Unidos. Países como Letonia siguieron los dictados neoliberales al pie de la letra, a saber: despido libre, impuestos cero para las empresas, tipo fijo impositivo para lo asalariados y donde nunca ha gobernado la izquierda.
Donde varios años la cosa funcionó si se obvia que 1 de cada 5 ciudadanos estaban en la pobreza cuando la economía crecía a una velocidad de dos dígitos pero cuando se acabó el paraiso todo se derrumbó cual castillo de naipes. Hay que pagarse el hospital del propio bolsillo, los sueldos públicos se recortan a la mitad y así sucesivamente.
Quizá alguno desee un panorama así o considera que sus ensoñaciones neoliberales serían muy buenas. Que se vaya a vivir a Letonia, el paraiso.
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