Invertir con productos derivados es una forma más de posicionarse en los mercados financieros, aunque con varios matices que hacen de esta forma de invertir algo diferente. Los productos financieros derivados son aquellos cuyo precio se deriva del valor de otro activo, llamado el ‘activo subyacente’. Algunos ejemplos de derivados son los futuros, las opciones y los Contratos por Diferencias o CFDs.
Para explicar cómo funcionan las inversiones usando los derivados, nos centraremos en una operativa con CFDs sobre acciones.
¿Qué es un CFD?
Las siglas CFD corresponden al término inglés Contracts For Difference, es decir, Contratos por Diferencia. Como su nombre indica el CFD es un contrato por el que dos partes (el inversor y la empresa proveedora de CFDs) se intercambian la diferencia del precio de un activo subyacente desde que se abre el contrato hasta que se cierra. El valor del CFD depende por tanto del valor del activo sobre el que se opera, de ahí que sea considerado un derivado financiero.
¿Por qué operar mediante el CFD?
Las razones por las que operar con el CFD en vez de operar sobre el activo directamente son varias, aunque la principal radica en el apalancamiento. Cuando se invierte mediante un CFD se opera al margen, es decir, sólo hay que depositar una pequeña cantidad de dinero, en vez del total del precio del activo subyacente.
Otras de las razones de peso para usar el CFD es la posibilidad de abrir posiciones en mercados alcistas o bajistas. Es decir, mediante este contrato se puede operar tanto si se espera que el mercado suba, como que baje.
Funcionamiento de la operativa con el CFD en acciones
El funcionamiento de una operativa sobre acciones mediante un CFD es sencillo: se compra el CFD cuando se espera que el precio de las acciones de una compañía suba, y se vende el CFD cuando se tiene la expectativa de que el precio de las acciones baje.
Las ganancias o pérdidas vienen determinadas por el grado de acierto del inversor y por el número de CFDs que haya adquirido. Los CFDs también pueden ser usados para invertir en otros activos como los índices bursátiles, las divisas y las materias primas, entre otros.
Los CFDs son un producto apalancado que conllevan un alto nivel de riesgo y pueden ocasionar pérdidas que excedan su depósito inicial. Asegúrese de que comprende por completo el riesgo que implican y realice un seguimiento constante de su inversión.
Colaboración e imagen: IG CFD