Sin darnos mucha cuenta y en el día a día estamos sometidos a calificaciones permanentes, una evaluación interna en nuestro entorno laboral o la ITV de nuestro coche por poner dos ejemplos. Estos exámenes se vuelven de mayor enjundia haciéndose explícitos cuando sometemos nuestra credibilidad a quien debe concedernos un crédito o una hipoteca y notamos entonces que de la manera en que hemos llevado nuestras cuentas depende que nos pongan más o menos pegas o que nos cobren una mayor cuota de la objetivamente deseable.
De manera similar también los países son sometidos a calificación por compañías que, por encima de que sean independientes o no, sí son reconocidas como de prestigio a nivel internacional para inversores y agentes económicos. Una de estas entidades es Fitch Ratings que le ha sigue otorgando a España la AAA por la fiabilidad y buena salud económica.
Aún así advierten de nubarrones que pueden torcer el rumbo a medio plazo y coinciden con muchos analistas en que serán los factores ligados a la vivienda los ralenticen el crecimiento económico. Ya veremos pero tanta insistencia en que si bajan los precios de las casas o se construyen menos o se tardan más en vender entonces estamos ante las puertas de infierno también me empieza a cansar. ¿A vosotros no?.
Vía: Cinco Días.