Cajamar es una de las entidades analizadas por el test de estrés publicado el pasado domingo por el Banco Central Europeo (BCE). Pese haber aprobado el test de solvencia, ya que sólo la entidad española Liberbank no lo supera, hay que decir que Cajamar ha sido el cuarto peor colocado en España. Además ha sido la entidad española que más ha sufrido depreciación de sus activos en la revisión de las carteras, técnicamente llamado el AQR.

La entidad ha admitido que tiene créditos malos sin cubrir adecuadamente, de ahí, que el Banco de España le haya reclamado al grupo Cajamar que incremente las provisiones en unos 300 millones de euros. Hasta la mitad de año había realizado provisiones por 155 millones, por lo que la exigencia del Banco de España supone duplicar su esfuerzo actual.
El supervisor del Banco de España envió un acta de inspección a la entidad en julio pasado, en la que les exigió este dinero tras comprobar que algunas carteras con créditos malos no estaban cubiertas adecuadamente.
En concreto, la petición del Banco de España se debe a que Cajamar, que consolida en el Banco de Crédito Cooperativo, no tenía bien cubiertos algunos riesgos de sus carteras. En especial, las que provenían de la cooperativa valenciana Rural Caja, una entidad que absorbió en 2012. Fuentes de la entidad admitieron que hasta 2013 no encontraron los créditos procedentes de Rural Caja que no estaban bien dotados o con las garantías que no eran adecuadas.
Según las últimas cuentas publicadas por Cajamar, a 30 de junio pasado, la entidad ganó 123,7 millones y tiene previsto cerrar el tercer trimestre con un resultado de 95 millones, lo que supone un descenso del 23,4%.
Por otra parte, fuentes de la entidad han asegurado que días después de recibir dicha acta de inspección, dotaron provisiones, llegando hasta los 600 millones de euros. Para ello se ha valido de la venta de su plataforma inmobiliaria al fondo Cerberus, por un valor de 225 millones de euros.