Existen personas que son muy avariciosas. En esencia, la avaricia es un tipo de tristeza que muestra el vacío de aquel que no se conforma con aquello que tiene. Es decir, refleja la sensación de insatisfacción de aquellas personas que aspiran a sumar más riquezas. Sin embargo el estímulo principal de un emprendedor no debería de ser el dinero. Sencillamente, porque se necesita un impulso más profundo para hacer frente a los obstáculos y la incertidumbre.
Ese algo más profundo brota del interior y se llama vocación. El dinero es indispensable para tener un buen nivel de vida y gozar de estabilidad económica en la rutina diaria. Sin embargo, una vez que las necesidades básicas están cubiertas no es más feliz aquel que tiene más dinero por el simple hecho de tenerlo.
La economía es un elemento más dentro de la rutina de una empresa solvente. Es decir, es importante obtener beneficios para poder hacer frente a los gastos de hipoteca, poder pagar a los trabajadores su sueldo… Sin embargo, muchas veces, el propio emprendedor tiene que privarse de su sueldo y tener un espíritu de sacrificio.
¿Cuál es la verdadera motivación de un emprendedor? Dar vida a ese proyecto que ha soñado durante tantos meses en su corazón. Es decir, disfrutar de cada paso pensando en el bien común. Y es que, cualquier empresa aporta algo nuevo a la sociedad. Pero a la hora de crear un negocio no sólo es bueno pensar en los demás, sino especialmente, en uno mismo.
Imagen: Tu camino de luz