Las empresas como las personas sufren el ciclo natural de la vida, quizá con mayor amplitud pero también nacen, crecen, maduran y, en muchos casos, mueren o en el mejor de los casos se transforman. Otra característica de estos procesos es que están a la vista, sus síntomas se pueden detectar y corregir, salvo que se quiera ser ciego.
Hay una gran entidad española que parece llegar a la madurez anterior a la decadencia, que se tomen a mal la crítica ya que es constructiva. Me refiero al Corte Inglés y una de las claves proviene de un post de Jesús Encinar en el que critica no sólo la vetustez de su web sino también la sanción de la Inspección de Trabajo por un asunto de discriminación por cuestión de orientación sexual.
No es la primera vez que la cadena falla en políticas de igualdad y ello sonstituye un claro índice de decadencia. Si no se adaptan a los tiempos de poco les valdrán sus buenos propósitos y tienen algunos bastante potentes como la orientación hacia el cliente en cuanto a devoluciones y atención.
Pero deberían potenciar lo bueno y, sobre todo, eliminar lo malo sino quieren decaer. Visto desde fuera el Corte Inglés no debe tener problemas graves a corto plazo ya que está ampliamente implantado, sus políticas de pago a proveedores le dan un amplio margen financiero y tienen fuerza extraeconómica suficiente. Sin embargo, se resquebrajan sus sistemas de gestión y las relaciones laborales.
En cuanto a la gestión sólo un dato como anécdota: los objetivos de venta diario se fijan fecha por fecha, es decir, si el 2 de febrero de 2008 se vendió X, el 2 de febrero de 2009 debe venderse X+Z. Y punto, sin tener en cuenta la estacionalidad, es decir, si este día del año anterior fue sábado (día fuerte en ventas) o lunes (jornada más débil por devoluciones de fin de semana).
También es posible que esté equivocado y vea fantasmas donde sólo hay sábanas. Estamos abiertos a las críticas y a las aclaraciones pero lo que es cierto es que nos hacen falta como país empresas fuertes y modernas.