En un interesante artículo, en Cotizalia e preguntan cuál es el futuro de la economía española tras el pinchazo del que ha sido su motor por más de una década. ¿Podrán industria, comercio y servicios convertirse en el nuevo pilar del crecimiento? Todo indica que no.
Industria.
El año pasado se perdieron 40.700 empleos (1,2% de su nómina). Aunque mantiene un crecimiento sostenido del 0,7%, la confianza inversora en el sector ha decrecido en -8% en lo que va del año. Cotizalia cita que el uso de la capacidad productiva ha crecido “hasta los 81,3 puntos”, reflejando que “los empresarios prefieren agotar su base productiva antes que afrontar la compra de nueva maquinaria” ante el freno de la demanda. Tampoco ven un signo alentador en el crecimiento de la facturación (6,2%), índice que ligan al alza de los precios energéticos. Lo único que rompe este clima de letargo es el incremento en la compra de bienes de consumo (5,2%), insuficiente para revertir la tendencia marcada por la crisis de los EEUU.
Servicios
Aunque el sector ha ofrecido 461.000 puestos de trabajo el año pasado, su capacidad de absorción difícilmente compensará los empleos perdidos en la construcción. Además, estos puestos de trabajo nuevos se relacionan en su buena mayoría con las nuevas tecnologías (servicios informáticos, 12,5%; actividades audiovisuales, 11,1%). Los sectores que podrían absorber mano de obra no especializada proveniente del sector inmobiliario, comercio y turismo, no afianzan un buen ritmo de crecimiento: apenas un 4,8%, dos dígitos por debajo de lo esperado.
Ante esas perspectivas, hay que tomar en serio propuestas sencillas y lógicas que podrían salvar empleos y empresas en el sector del ladrillo al sanear al sector. Soluciones tan simples como desechar las horas extras ilícitas y salvar 277.200 empleos.