Los reguladores deben estar a salvo de críticas infundadas

bancoespana.jpgMientras el gobierno británico se ve obligado a nacionalizar el banco Northern Rock después de 30 años desde la última nacionalización, una parte de la prensa anglosajona ha querido lavar su imagen manchando la ajena recurriendo a un enemigo propicio, España. No se trata sólo de que su tradicional mensaje mercantilista se vea en entredicho además se vislumbra el temor a la fortaleza de las entidades crediticias hispanas y que éstas, con sus beneficios galopantes, sigan tomando posiciones en la City.

Ya se sabe que se defiende el libre comercio y la circulación de capitales cuando son los nacionales quienes compran pero el discurso cambia si se tuercen las tornas. Eso pasa aquí y allí sobrando los ejemplos. Lo que más me cuesta creer es que algún político de las islas ponga en entredicho al Banco de Inglaterra por lo que se dijera o escribiera al norte de Gibraltar cuando quizá no faltarían razones visto lo visto. Sin embargo, algunos no tienen empacho en hacerse eco de presuntas sospechas vertidas sobre los bancos españoles e intentan hacer diana contra el Banco de España abriendo el camino de la insidia por meros intereses electorales. Y, encima, sin razón.

El Banco de España lleva muchos años demostrando solvencia, rigor y capacidad efectiva de intervención siempre que ha sido preciso, recordemos su actuación en Banesto sin dejar apenas damnificados inocentes, por lo que se ha ganado en este terreno un respeto envidiado.

Quizá conocer en profundidad la situación de todas las entidades crediticias sea complicado para el ciudadano pero la vigilancia del Banco Central español ofrece ciertas garantías que, en cualquier caso, debe apoyarse y profundizarse si es posible una vez comprobado que ha sido la relajación de los reguladores, la Fed y el banco de la Reina por ejemplo, la que ha propiciado un lío más gordo de lo esperado. Vamos, como para recibir lecciones.

Por definición los organimos reguladores y fiscalizadores, Banco de España, CNMV, Tribunal de Cuentas, CMT, CME, deben ser independientes y hacerse respetar en sus actuaciones fundamentales sin que debieran recibir críticas sin fundamento. Otra cosa son sus estudios o proyecciones de coyuntura que pueden ser compartidas o no así como las resoluciones que emanen ante situaciones concretas. Su papel básico, no obstante, queda fuera del juego político o así debería ser.

A veces no viene mal cierto patriotismo, del bueno claro.

Enlace: El País.

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