Es bien sabido que a las encuestas, especialmente en tiempos electorales, hay que tomarlas con guantes, pero cuando dos sondeos coinciden en sus resultados, mejor atender a los signos de inquietud.
El fin de semana pasado, al conocerse las primeras cifras sobre la desaceleración económica (el aumento histórico del paro en y una caída del Índice de Producción Industrial del 2,4 por ciento en diciembre con respecto al mismo mes de 2006, entre otros índices negativos), EXPANSIÓN-Ipsos realizó un sondeo para conocer la percepción económica de la población. Suss resultados: 58 por ciento de los españoles dice sentir seriamente en sus bolsillos los efectos de la crisis económica, el 29 por ciento “un poco”; el 11 por ciento, “nada”.
Las cifras coinciden con los resultados de un sondeo realizado por el mismo barómetro en Enero sobre el pesimismo económico: un 60 por ciento de los encuestados preveía un futuro difícil para las finanzas españolas.
Con estos antecedentes, nos enteramos que el día de hoy que el Congreso de los Diputados recibió los resultados de una encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), con un fuerte componente electoral. El sondeo, compuesto por 18.221 entrevistas realizadas en 1.214 municipios entre enero febrero, intenta reflejar la percepción de la situación económica entre los españoles. Sus resultados son muy similares a los obtenidos por EXPANSIÓN-Ipsos: el 45,9 por ciento cree que la situación económica actual es «mala o muy mala»; el 14,2 la considera «buena o muy buena».
Los resultados nos dicen que la percepción de la mayoría no está errada: las cifras de la desaceleración económica ya se resienten en el consumo doméstico.
Hay una tercer cifra que une a ambos sondeos (y a todos los que vendrán antes de las elecciones): el 94 por ciento del electorado español considera que los efectos de la economía sobre el nivel de vida de las familias influyen directamente a la hora de votar…